lunes, 27 de marzo de 2017

La comunicación como territorio de las mujeres

DERECHO HUMANO Y HERRAMIENTA ESTRATÉGICA PARA LA IGUALDAD
Al hablar de comunicación estamos hablando de un derecho humano fundamental que reconoce que toda persona tiene la potestad de comunicar sus pensamientos sin censura previa, por cualquier medio, y a recibir y transmitir información a otras personas, transformándola en conocimiento para el desarrollo individual y colectivo de la sociedad.

Partiendo de este punto es importante mencionar la situación de la comunicación en Paraguay, uno de los países más inequitativos de América Latina. Tiene una desigualdad profunda en temas como la distribución de la tierra, los recursos y medios de producción, el acceso a la vivienda, seguro social, entre otros. Esto mismo pasa en relación a los medios de comunicación, cuya propiedad se distribuye en manos de reducidos grupos económicos.

Un trabajo de Radio Candela, de Encarnación, de agosto de 2013, señala que “en Paraguay sucede lo mismo que en los demás países  del continente: una élite económica es la propietaria de la mayoría de los medios de comunicación y por lo tanto, su objetivo es manejar la opinión pública”.

Avances

“Ante esta realidad, las mujeres comprendemos que debemos empoderarnos de la comunicación, ocupar espacios y hablar de nuestra realidad, de nuestras necesidades, de nuestros deseos, de nuestras metas, e incidir en la sociedad”, afirma Vanessa Rodríguez.

Rodríguez, destaca en particular la experiencia concreta de la Red de Mujeres del Sur, una iniciativa que se hizo realidad en marzo del 2015, Kuñanguera Joaju Surgua, en guaraní, que busca la articulación y movilización de las mujeres del sur del país, y ha tenido un avance importante en Itapuá, Misiones y Ñeembucú.

“A través de la Red hemos estrechado lazos, hemos crecido en conocimiento, en gestión y sobre todo en empoderamiento”, dice Rodríguez.

Capacitar como herramienta

Rodríguez, destaca que si bien “hay mucho que mencionar” en cuanto a lo logrado en la Red de Mujeres, lo conseguido en materia de comunicación “es lo más soslayable”, especialmente el proceso de capacitación de mujeres líderes llevado a cabo entre marzo, abril y mayo del 2016.

“Estas mujeres se han convertido en voceras de la organización, logrando así el nacimiento inmediato -luego del curso de formación, ya en junio de 2016- de la programación radial “Igualdad en Acción”, emitida en varias radios en los tres departamentos”, afirma. Agrega que “en dicho programa compartimos todas las actividades de la Red y su agenda por los derechos de las mujeres, para su incidencia y la implementación de políticas públicas por sus derechos”.

En esta experiencia radial participaron no solamente las voceras como conductoras, sino también sus compañeras que van y cuentan su experiencia de vida y lucha, “aprenden a empoderarse de la palabra como herramienta y crean lazos de cercanía con la audiencia al notar que ese espacio es de todas las personas, en especial de las mujeres”, relata Rodríguez.

“En cuanto al contenido a ser emitido, lo tenemos totalmente programado gracias al apoyo y entusiasmo de las compañeras, principalmente al respaldo de las compañeras de la conducción de la Red”, afirma, argumentando que “pese a todos estos esfuerzos, el principal desafío es la parte económica para solventar los costos de los espacios”.

Cabe destacar que esta iniciativa comunicacional, las mujeres la llevaron adelante en forma voluntaria, para informar de todas las actividades de sus pares del sur del país, promoviendo la movilización, incidencia, participación, empoderamiento, transformación, cambio, poder, paridad, equidad, igualdad y justicia social. “Estos y muchos otros temas caracterizan al programa radial “Igualdad en Acción” de la Red de Mujeres del Sur”, dice.

Las mujeres en las noticias

Rodríguez, se apoya en un monitoreo realizado por Kuña Roga y la WACC sobre la presencia de mujeres en la información de la lucha por el derecho a la tierra y la seguridad alimentaria en Paraguay, titulado “Mirando con lentes lilas las noticias de desarrollo rural, agricultura familiar y derecho a la tierra”.

En dicho informe, se evidencian, entre otras cosas, que las mujeres tienen mayor presencia en las secciones de Economía y Negocios, mientras que los hombres ocupan en mayor medida la sección de Política y Gobierno. “Esto no es casual, sino que obedece a toda una construcción discursiva donde queda claro el papel de género que se le otorgan a las mujeres”, afirma Rodríguez.

“Las mujeres aparecen mayormente como trabajadoras en la agricultura, voceras, y muy pocas como expertas, especialistas o proveyendo una opinión o comentario. La autoridad y especialización la tienen casi exclusivamente los hombres”, agrega.

El trabajo de KR y la WACC, revela que el 54,5% de las noticias monitoreadas no cuestiona las desigualdades de género, y por el contrario refuerzan los estereotipos. El desarrollo rural, agricultura familiar y derecho a la tierra está prácticamente ausente en la agenda mediática. Y la presencia de las mujeres es invisible.

“Esta realidad se viene evidenciando en anteriores monitoreos realizados en Paraguay en 2005, 2010 y 2015, que revelaron la escasa presencia de las mujeres en la información y la forma estereotipada del enfoque desarrollado en los medios escritos, radiales y televisivos”, señala.

La voluntad del lenguaje

“Esta es la realidad y podemos combatirla y cambiarla utilizando la estrategia del lenguaje que está en construcción permanente, porque la sociedad cambia y necesita de nuevas palabras para reconocerse y expresarse”, afirma Rodríguez. Argumenta que “el lenguaje nombra la diferencia, no la crea pero sí muchas veces ayuda a reproducirla. Por lo tanto, un uso consciente del mismo nos permite utilizarlo de manera inclusiva y no sexista”.

En este sentido, sugiere a comunicadores y comunicadores formularse algunas preguntas, como: “¿Puedo decir lo que estoy diciendo de una manera más inclusiva y menos estereotipada? ¿Hay otras palabras, sinónimos, estrategias narrativas, más precisas y, a la vez, inclusivas? ¿Contribuyo con mi lenguaje a reforzar estereotipos o a la inclusión social?”

Señala que la propuesta desde la Red de Mujeres “es usar un lenguaje incluyente como herramienta de cambio, porque el lenguaje refleja la sociedad y, como es lógico, puede ser tan racista, sexista, clasista y heterocentrista como la sociedad que lo habla, aun cuando nuestra lengua posee la riqueza y los recursos suficientes para utilizarlo sin necesidad de excluir, invisibilizar o marginar”. “La diferencia forma parte de la realidad, por tanto es necesario verla, nombrarla y describirla sin prejuicios”, agrega.

Utilizar un lenguaje incluyente es adaptarlo a las realidades político-sociales de un mundo en transformación y, a su vez, contribuir a las transformaciones sociales que aspiran a un mundo más justo e igualitario. Rodríguez, finaliza señalando que “no podemos ni debemos postergar el debate, puesto que el lenguaje sólo será incluyente si existe la voluntad de hacerlo”.

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