miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿Por qué una reforma en la UNA?


La serie de movilizaciones tanto de estudiantes y otros sectores de la sociedad que se fueron dando en el 2015, luego de las publicaciones de algunos medios de comunicación donde se denunciaban escandalosos casos de corrupción que involucraban a altas autoridades y funcionarios de la UNA, conocidas como “La primavera estudiantil” que provocaron la posterior renuncia del rector de la universidad Froilán Peralta y otras altas autoridades, evidenciaron ante toda la sociedad la profunda crisis en que se encuentran las estructuras universitarias del país.

Poco tiempo después de su asunción al cargo, el actual rector Abel Bernal, en su afán de calmar las aguas en la universidad se dispone a escuchar los reclamos de los estudiantes con lo cual se abre un proceso de construcción (por parte de una comisión especial nombrada por el consejo superior universitario) de un proyecto de reforma de estatutos que empieza en diciembre de 2015 y termina en julio de 2016, en el mismo mes en que se terminó de elaborar el proyecto de reforma, este es presentado ante la asamblea universitaria y su tratamiento es postergado por dos meses. Ante esto hoy los  estudiantes se movilizan exigiendo el avance de las modificaciones en algunos puntos urgentes que se relacionan con las próximas elecciones de autoridades universitarias. Para esto los estudiantes establecieron algunos artículos irrenunciables, los cuales exigen su aprobación a la asamblea, en una entrevista que he realizado a la compañera imputada de la facultad de Ciencias Médicas Amalia Ríos, quien relataba en una entrevista que hicimos un día antes de la asamblea donde fue rechazada la propuesta “los cambios más  urgentes que necesitamos antes de las elecciones universitarias son: que en  instancias de gobierno ningún estamento tenga mayoría propia ya que hasta el momento el estatuto crea una hegemonía controlada por el estamento  docente a consecuencia de su la amplia mayoría tanto en los consejos universitarios como en la asamblea, también que ningún miembro del consejo o la asamblea ocupen cargos de confianza ya que esto crea una relación de dependencia con los mismos y a la vez crea una conflicto de intereses entre las partes, y que la reelección sea admitida por una sola vez para las elecciones, si bien todos los puntos exigidos en la reforma son importantes estos son imprescindibles para las elecciones”.

Ante todo lo relatado y lo ya sabido sobre el proceso de reforma que se abrió luego de la revuelta estudiantil, la sociedad entera y con mucha más responsabilidad los estudiantes, tanto de la educación media como la superior, de estamentos públicos o privados debemos preguntarnos ¿Por qué se debe reformar el estatuto de la UNA? Y hacer un serio análisis de coyuntura preguntándonos también ¿Por qué no se consolida la reforma? Una respuesta personal que doy al primer cuestionamiento es que si bien las universidades en el país cuentan con autonomía independiente de la UNA, es en esta universidad donde (por ser la más antigua casa de estudios del Paraguay) se configura el modelo de universidad que se tiene para con las demás universidades y esto se refleja en el enorme parecido que tienen en sus estatutos las universidades del interior como la UNI, la UNE, entre otras, con el de la UNA y de la forma en que la institución universitaria con más alumnos del país siga sin poder salir de esta profunda crisis en la que se encuentra, no podremos avanzar hacia algo mejor. Todo lo acontecido en el campo educativo en los últimos años refleja la situación en que se encuentra la educación en Paraguay, el destino de nuestras universidades únicamente puede ser bien encaminado con una reforma que logre la democratización de estas instituciones.

Para responder al segundo cuestionamiento podríamos decir muchas cosas pero la realidad es que en nuestro país el proceso democrático es joven, por ende aún tenemos muchas dificultades a la hora de practicar la democracia (no solo en la universidad sino en toda la sociedad). De igual manera hubieron cuestiones que pudieron haberse atendido en su momento para consolidar la reforma que pasaron por alto y otras que son propias de las consecuencias que acarrean la historia de una sociedad históricamente agredida por el autoritarismo y la despolitización. Debemos hablar de estos pequeños tropiezos, no para juzgar el trabajo de los compañeros, sino para aprender y construir teniendo en cuenta los mismos. Uno de los grandes problemas del sector popular en el campo de la educación es que hoy el estudiantado es una gran masa despolitizada y esto hace que no haya una comprensión a profundidad de las coyunturas por parte de las masas movilizadas, afectando enormemente al proceso, ya que el mismo depende casi por completo de la audacia política de sus militantes a la hora de negociar con los demás estamentos.

Pero como dijimos anteriormente, esto es propio de la historia de nuestra sociedad. Un problema no menos grave que se dio en el proceso es la falta de comunicación y participación de parte de la UNA con las demás universidades públicas, ya que ninguna universidad está aislada de las demás y la discusión sobre la reforma está muy debilitada fuera de la UNA y los estudiantes del interior podríamos ser una gran fuerza a la hora de las negociaciones. Otra cuestión que ponían en debate algunos compañeros cuando les preguntábamos por qué no se consolida la reforma es que si bien la comisión redactora trabajo en reuniones y conversatorios con los distintos estamentos de todas las facultades de la UNA y otros sectores de la sociedad para tener en cuenta sus reclamos la forma en que se conformó la REUNA (comisión que construyo la propuesta de reforma) es cuestionada ya que los miembros de esta comisión fueron electos por el consejo superior universitario, donde de 40 integrantes solamente 6 eran estudiantes que surgieron del movimiento denominado UNA NO TE CALLES y esto debilitó las reivindicaciones estudiantiles en las negociaciones. Y otro de los principales problemas del movimiento estudiantil es que luego de la renuncia del rector de la UNA Froilán Peralta, las movilizaciones se fueron apagando con los meses y en el momento donde verdaderamente todo el estudiantado debía estar movilizado el estamento no demostró verdadera unidad lo cual fue aprovechado por los demás sectores para sostener la hegemonía docente.

Si bien, este proceso tuvo algunos tropiezos que son también necesarios para aprender de ellos, el movimiento hacia la reforma está demostrando que es capaz de imponer las reivindicaciones estudiantiles y transformar la universidad ya que por primera vez en la historia todas las unidades académicas de la UNA están de paro académico, esto demuestra un serio compromiso así como el incansable trabajo de los compañeros que debe ser reconocido y admirado. Concluyo con lo siguiente: Para cambiar la sociedad debemos reformar la universidad.
Por Santiago Capli, del Movimiento Estudiantil Independiente JAPAY

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